La democratización de pagos en Latinoamérica
Tabla de Contenido:
- El contexto de los pagos hasta la post-pandemia
- La democratización llega en forma de plataforma
- Los desafíos empresariales de la democratización de pagos
La constante innovación en alternativas de pago y la transformación tecnológica son una manera de potenciar la inclusión financiera en Latam.
La pandemia fue un evento global que no sólo llegó para cambiar la manera en la que vivimos, interactuamos y nos cuidamos.
También tuvo un fuerte impacto en la forma en la que realizamos transacciones cotidianas, adoptando, de forma urgente, una cultura digital que aceleró la adopción de nuevos métodos de pago y forzó a las empresas a adaptarse a novedosos requerimientos tecnológicos para poder mantenerse vigentes.
En tan solo un par de años, los avances tecnológicos y los cambios en las expectativas de los consumidores comenzaron a revolucionar la forma en la que las empresas debían gestionar sus pagos.
Después de una cultura muy arraigada en Latinoamérica de pagos en efectivo y/o con tarjetas de forma presencial en los negocios, dimos un brinco forzado a una cultura de pagos digitales que puso sobre los hombros de las empresas una presión bastante grande para adaptarse, cambiar sus procesos y buscar una manera de no perder tantas ventas por no ofrecer los métodos de pago que la gente está adoptando.
En este contexto, todo tipo de empresas necesitan encontrar soluciones tecnológicas que las ayuden a expandir sus opciones y a adaptarse a las nuevas necesidades de pago de sus consumidores; necesidad que no sólo es visible en una región en específico, sino que aplica a empresas de todo el mundo.
Por eso, desde startups hasta grandes corporaciones, la democratización de los pagos y el open finance están abriendo nuevas oportunidades para el crecimiento y la innovación.
El contexto de los pagos hasta la post-pandemia
Según un artículo de Santander que indaga sobre el porqué aún usamos dinero en efectivo se menciona que el dinero en metálico “se remonta al siglo VII a. C en Asia Menor, cuando se acuñaron las primeras monedas para darle un valor concreto a los productos y servicios”.
Esto nos dice que llevamos siglos utilizando, de alguna u otra manera, el dinero en efectivo para realizar nuestras compras. Esta tradición tuvo su primera gran transformación en 1949 cuando comienza la historia de la creación de las primeras tarjetas de débito.
En esa época, sólo un pequeño grupo de comercios neoyorquinos tenía la capacidad de aceptar la tarjeta como medio de pago; sin embargo, este método comenzó a tener tal auge, que la necesidad de poder aceptar un pago con tarjeta se amplió a todo el mundo.
Esto trajo como consecuencia la creación de ofertas tecnológicas para la época que ayudaban a los comercios no sólo a aceptar el pago con estos plásticos sino a facilitar la gestión de todo el proceso administrativo y de aprobación que había detrás.
Referente al pago en efectivo, sólo se necesita a una persona que pague y a otra que reciba el dinero y registre la compra. Con una tarjeta:
- - ¿Cómo un negocio podía comprobar que la tarjeta tenía los fondos suficientes para cubrir la compra?
- - ¿Cómo se le notificaba al banco emisor que el cliente había comprado algo
- - ¿Cómo se ajustaba el balance en la cuenta del cliente?
- - ¿Cuándo le pagaban su venta al comercio?
- - ¿Cómo se aseguraba una buena comunicación entre estos actores para completar una venta correcta de principio a fin?
Bueno, ha sido un tema que se ha ido perfeccionando durante los 75 años que ha estado viva la tradición de pagar, ya sea con tarjeta de débito o crédito. Sin embargo, llegó el 2020 y los años que nos mantuvieron aislados cambiaron inmediatamente la forma en la que compramos.
Surgió la necesidad de pagar a la distancia, ganaron relevancia las transferencias electrónicas, el pago en línea con tarjetas, incluso el pago en efectivo a la distancia, pagos a través del email o número telefónico, el uso de QR codes y un sinfín de nuevas alternativas que, como usuario, es fácil adoptar.
Sin embargo, como negocio, es todo un reto. Si nos ha llevado 75 años perfeccionar el pago con tarjetas, ¿cómo en 4 años podemos adoptar y perfeccionar el pago con todos estos nuevos métodos de pago a la distancia?
La democratización llega en forma de plataforma
De acuerdo a un artículo publicado por El Economista sobre cómo la democratización de los pagos es una oportunidad para potencializar la inclusión financiera, se destaca que “cada vez más países pueden reducir el uso de dinero físico e incentivar el dinamismo de su economía con soluciones de pago que permitan competir con el efectivo”.
Es cierto que en muchos países van muy avanzados respecto a la adopción de nuevos métodos de pago mientras van dejando atrás el uso del efectivo. Por ejemplo, este mismo artículo comparte algunos porcentajes importantes al respecto:
“Noruega… se ha convertido en la primera nación en la que prácticamente no se utiliza el dinero en efectivo, solamente se emplea en él el 10% de las operaciones” o “en Suecia… los billetes y monedas solo representan el 1% de su economía, ya que 95% de las compras al por menor se llevan a cabo sin efectivo”.
Sin embargo, por otro lado, en Latinoamérica todavía estamos atrás respecto al uso del efectivo. En un artículo de Bloomberg En Línea, citan a un reporte del BID sobre el Ecosistema de Pagos Digitales en América Latina y el Caribe, donde después de un análisis del los sistemas de pago por región, se detectaron los países con mayor uso de efectivo en circulación, los cuales son:
- Bolivia 25.3%
- Ecuador 16.3%
- Perú 9.70%
- México 9.40%
- Colombia 9%
- Argentina 4.5%
- Chile 4.4%
- República Dominicana 4.1%
- Brasil 3.5%
- Costa Rica 3.30%
Este mismo artículo también hace hincapié en otro aspecto relacionado: “el envío y recepción de pagos digitales en la región tuvo un crecimiento significativo post pandemia y pasó de un 47% en 2014 a un 70% en 2021 (Global Findex, 2021), por encima del promedio mundial registrado en países emergentes en los que pasó del 35% al 57%”.
No hay duda que estamos viviendo en una época de transformación empresarial, no sólo referente al notable cambio de hábitos de compra de los consumidores sino también a la creciente aparición de startups y empresas que moldean y desarrollan soluciones con los avances tecnológicos más actuales para aliviar el dolor al que se enfrentan las empresas que desean ofrecer diversos métodos de pago, acceder a infraestructura asequible y optimizar sus procesos de gestión.
En otras palabras, las herramientas tecnológicas que se han ido creando para dar solución a este cambio de hábitos están democratizando el acceso a soluciones financieras que antes estaban reservadas solo para grandes corporaciones. Esto está permitiendo que todo tipo de empresas accedan a servicios más sofisticados, nivelando el campo de juego.
Los desafíos empresariales de la democratización de pagos
Como hemos visto, la adopción de tecnologías innovadoras está siendo clave en la democratización de pagos en Latinoamérica porque facilita la implementación de soluciones de pago más eficientes y rentables, lo que mejora su competitividad en el mercado.
Esta democratización está generando una serie de beneficios tangibles para las empresas porque, entre otros aspectos, están reduciendo los costos operativos y mejorando la eficiencia de las operaciones, lo que le permite a las empresas centrarse en su crecimiento y desarrollo en el mercado local e internacional.
Pero no todo lo que brilla es oro, trabajar con soluciones tecnológicas accesibles también presenta importantes desafíos, como la seguridad cibernética, la implementación de tecnología, la adopción de nuevos procesos, el cambio de cultura organizacional, la gestión de conciliación de pagos, el número creciente de operaciones fraudulentas y un sinfín de escenarios que las empresas deben tener consciente para evaluarla al momento de tomar una decisión de trabajar con una plataforma enfocada en pagos.
El futuro se presenta prometedor para las empresas latinoamericanas que buscan crecer y prosperar en un entorno empresarial cada vez más digital y competitivo.
Y hablando de un ecosistema de pagos, las mejores opciones podrían ser aquellas plataformas o SaaS (Software as a Service) que puedan adaptarse a las necesidades particulares de cada industria o empresa, de manera que puedan ofrecer una serie de servicios y soluciones modulares que realmente se enfoquen en solucionar los aspectos que harán crecer a esa empresa, como nunca antes lo ha hecho.
De nuevo, no sólo es poder conjuntar diferentes métodos de pago en una misma experiencia. Una plataforma de pagos debe ser capaz de proveer:
- Una infraestructura asequible que facilite la inscripción de pagos recurrentes
- Que tenga métodos eficaces para el aumento de transacciones aprobadas en el primer intento de cobro
- Que sea capaz de integrar la tecnología y personalizarla de acuerdo a la manera en que trabaja su usuario
- Debe facilitar el acceso a la información para reducir el tiempo de conciliación y de obtención de reportes que permitan tomar decisiones oportunas
- Que ofrezca una mejor tasa transaccional por sus acuerdos con procesadores y pasarelas de pago
Todo, bajo una certificación con el más alto estándar de ciberseguridad en la industria de pagos a nivel mundial, nos referimos al Nivel 1 de la norma PCI.
Con todas estas recomendaciones, lo que resta preguntarse es: ¿tu empresa está lista para aprovechar las opciones tecnológicas que ya están democratizando los pagos en Latam?